EL MANCHESTER UNITED DE OLE GUNNAR SOLSKJÆR

El noruego llegó como parche, en la función entrenador interino tras la salida de Mourinho, allá por 2018, y tres años y medio después sigue en el banquillo de Old Trafford. Su llegada no comportó una mejoría notoria para los Red Devils, pero su crecimiento ha ido ligado al del club, formando un tándem que apunta a proyecto de largo plazo, sino se puede considerar así ya. 

Una de las claves del éxito (segundos en Premier League y finalistas de Europa League) ha sido Bruno Fernandes. Desde su incorporación, el portugués ha sido la estrella del equipo, funcionando como lanzador de los atacantes. Ha sido su presencia la que ha condicionado el sistema, necesitando un doble pivote que le libere de tareas defensivas y unos delanteros rápidos, que sepan aprovechar los contraataques que el exjugador del Sporting genera. 

En la parte de atrás, fuera del radio de influencia del 18, también han superado los mejores registros de la etapa Mourinho. Sin Smalling en el equipo y con Bailly como fijo en el hospital, Lindelof (fichaje expreso del portugués) y Maguire, petición que tanto el entrenador actual como el anterior realizaron, se han convertido en la dupla fija. 

Wan-Bissaka, fichado tras la llegada del técnico noruego y Luke Shaw, que, tras la llegada de Alex Telles vio cercana su salida y ha rendido como nunca, ocupan las bandas de Old Trafford.

En portería, a corto plazo seguirá De Gea, aunque Dean Henderson lleva un año llamando la puerta y, si esta no se abre, no hay dudas de que el internacional inglés acabará derribándola, imponiendo su presencia en el once inicial. 

Con este once, se encuentran segundos en la Premier League y competirán por el título de la Europa League frente al Villarreal. La próxima temporada estarán en la UEFA Champions League y, dependiendo de su desempeño en la final europea, podrían competir por la Supercopa de Europa la próxima temporada, que ya perdieron en 2017 frente al Real Madrid.

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